EL V CALIFA MEDITÓ
SOBRE ELLA SU RETIRADA DE LOS RUEDOS
LADISLAO RODRIGUEZ GALÁN
La fiesta de los toros vivía una época de
esplendor desde que apareció en escena Manuel Benítez "El Cordobés".
Las plazas se llenaban de un público heterogéneo y apasionado y los empresarios
cuidaban al mítico torero porque les
suponía una garantía económica. En los
albores de la nueva temporada, año 1967,
ya se habían cerrado muchas ferias y como en ediciones anteriores el torero de Palma del Río era
base imprescindible en todas ellas.
Pero en la mañana del día 1 de Febrero, a
través del teléfono, se nos citaba a los medios informativos para una rueda de
prensa urgente de Manuel Benítez. Personados en las oficinas que el diestro
tenía en Avda. del Generalísimo (hoy Ronda de Tejares) este comunica su
decisión de retirarse del toreo. La noticia fue una bomba en todo el orbe
taurino, ya que solamente en España tenía firmadas cerca de 120 corridas de
toros. Paco Fernández, su mozo de espadas, le corta simbólicamente la coleta.

Como es fácil de comprender cuando esta
noticia se divulgó se produjo un maremoto en la Fiesta de los toros. Se había
ido el mejor, el más grande. La base de todas las ferias. Además de en nuestro
País, hubo reacciones de sorpresa y preocupación en Francia, México y en los demás
países sudamericanos que celebran festejos taurinos. Todo estaba convulso.
Había sido muy fuerte. Ningún torero tenía el tirón de Manuel Benítez y la
fiesta se resentiría. Era el caos. Los grandes empresarios lamentan la noticia
y enseguida montan su estrategia, cuyo primer paso es venir a Córdoba a hablar
directamente con el torero e intentar que diera marcha atrás en su inesperada decisión.

De momento el empresario de la Real
Maestranza, Diodoro Canorea, es requerido al teléfono. Al momento regresó
indicando que el torero nos esperaba en Villalobillos. Y allá que nos fuimos en
caravana en lo que se llamó la " Peregrinación de los empresarios".

Terminada la reunión el primero en tomar la
palabra fue el empresario de la plaza de Las Ventas de Madrid, Livinio Stuyk
para decirnos, lleno de alborozo, que el torero había dicho que si, que
reconsideraba su postura y anulaba su decisión de retirarse del toreo. Manuel
Núñez, el abogado, había redactado un comunicado oficial, del que se hicieron
algunas copias a máquina (favor al que se ofreció Justo Urrutia) para
repartirlas entre los redactores presentes. "El Cordobés" declaró:
"He reconsiderado mi postura porque
mi responsabilidad es tremenda. He comprendido que tienen razón. Me debo a los
demás y no a mí mismo. Reconozco que obré un tanto ligeramente, pero es que
tenía decidido no volver a torear. Me ha costado mucho decir ahora que
sí".

Al final ya se sabe que la histórica
almohada quedó en poder de Manuel Benítez y en su casa ha estado 45 años hasta
la semana pasada que la cedió al Ayuntamiento de Palma del Río para que engrose
los fondos de su futura Casa Museo.
La historia del toreo está rodeada de casos
curiosos y este es uno de ellos con final feliz.-
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