UN MUSEO SIN ALMA
El alcalde de la ciudad José Antonio
Nieto acompañado del concejal de Cultura Juan Miguel Moreno Calderón han
mostrado a la prensa el estado actual del Museo Taurino Municipal de
Córdoba, que se inaugurará el próximo
día 31 de marzo y estará un mes abierto al público de manera gratuita.
Este museo, desde que fue inaugurado
por el alcalde Antonio Cruz Conde en el año 1954, ha sufrido toda clase de
vicisitudes y desafueros. Diferentes corporaciones han pasado por el
Ayuntamiento y no han echado cuentas del atractivo turístico que supone nuestro
museo taurino, que hasta ahora era único en el mundo, pues mostraba objetos
pertenecientes a los más grandes toreros que ha dado la historia, pero que
ahora, por mor de la modernidad, es un museo más que escamotea todo lo que el
visitante quiere y desea ver: vestíos, capotes, estoques, cabezas de toros, carteles,
etc…nada de eso se podrá ver en la cantidad que estaba expuesto antes. Por
ejemplo, es como si alguien visita el museo arqueológico y se encuentra, en vez
de restos, fotos y vídeos.

En el museo original, antes de que se
acometiera esta remodelación, cada Califa tenía su propia sala y el visitante
podía observar cantidad de objetos relacionados con el torero y disfrutaba
trasladándose mentalmente a una época diferente del toreo. Así “Lagartijo”, “Guerrita”,
“Machaquito”, “Manolete”, “El Cordobés” y el rejoneador Antonio Cañero disponían
de “su espacio”. Ahora están todos agrupados en unos stand que nos recuerdan
los que se usan en los congresos para anunciar, publicitariamente, los
productos de las casas patrocinadoras. En esta remodelación abundan las
imágenes televisivas, que no están mal, pero porqué hay que eliminar el
fetichismo y los iconos que es lo que gusta admirar?. Para ver todo en un vídeo
no merece la pena trasladarse a Córdoba. El visitante quiere ver lo real.
Bien es verdad que este proyecto de
museo es un acuerdo de la Corporación anterior y la actual ha tenido que
cumplir con el compromiso firmado con la empresa responsable del proyecto. No
está el dinero público para tirarlo. Pero no se puede eliminar el bouquet y la
solera de un plumazo. Esperemos que poco a poco se vaya recuperando la
personalidad de nuestro museo y podamos seguir sintiéndonos orgullosos del
mismo.
En resumen nos ha parecido un museo
sin alma. Un museo que encaja muy bien en ciudades como Oviedo, León, La Coruña
y otras que no tienen glorioso pasado
taurino, pero en Córdoba, por lo que hemos visto, resulta bastante descafeinado.
Ladislao Rodríguez Galán
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